JUANTXO DOMINGUEZ EN EL PARLAMENTO
VASCO.-
En relación a la petición de una
regulación en el País
Vasco, de los denominados Centros
Terapéuticos.
(Comisión de Sanidad del Parlamento
Vasco a 2 de Abril de
2008).
En la actualidad el fenómeno
sectario, se caracteriza por su extremo polimorfismo, así como
por una constante adaptación a las fluctuaciones de nuestra propia sociedad. El
reclutamiento a lo que comúnmente se conoce por "sectas" y qué a
otros niveles se comienza a denominar, como grupos de manipulación psicológica,
ejerce fácilmente su actuación entre personalidades frágiles, sin suficiente
espíritu crítico pero también sobre personas cultivadas que no encuentran
respuestas a sus inquietudes. Atraídas por promesas de bienestar,
de plenitud, de "curación" son cuestiones por las cuales es muy fácil
participar en estos grupos. Actualmente en nuestra Comunidad Autónoma Vasca
aspectos relacionados con las nuevas terapias psicológicas y naturales,
enmarcadas en lo que se conoce como "desarrollo del potencial
humano", están sirviendo como auténticas pantallas a diversas entidades y
personas (sin escrúpulos), que pretenden ir de "alternativas" en el campo
de la salud, con el consiguiente perjuicio de los profesionales acreditados
(medicina, enfermería, fisioterapeutas, psicólogos, etc.).
Este ejercicio ilegal, está
originando innumerables problemas a muchas personas que desde LARGANTZA podemos
certificar. Desavenencias familiares, gran dependencia hacia estos
embaucadores, problemas financieros, agravamientos de la personalidad,
descontrol en aspectos de la salud. En nuestra sociedad acomodada, constatamos
la insatisfacción que genera la aceptación de nuestras enfermedades. El recurso
a otros tratamientos, mediante manipulaciones o fármacos distintos así como el
uso de "nuevas medicinas" científicamente no demostradas en la
curación de dolencias, están al orden del día.
Lo mismo ocurre con la psicología. ¿Podemos tratar nuestros estados
Al psicoanálisis le pasan factura sus divisiones internas, los largos períodos de tiempo y el dinero que hay que invertir en él, así es que para conseguir escucha y consuelo mucha gente se conforma sin comparar otras posibilidades a su alcance, con cualquier "psicoterapeuta autoproclamado".Los peligros que esta entraña, no se tienen en cuenta por personas necesitadas de una rápida solución a sus problemas de salud. Si fracasa el tratamiento no será por las carencias científicas de estos "falsos terapeutas", envestidos en Universidades inexistentes, con currículums imposibles y titulaciones sin ningún código deontológico, sino porque a nosotros nos falta fervor para el "milagro" se produzca.